domingo, 18 de octubre de 2009

En tierra extraña

Levantarse la primera mañana en Tokio y darse cuenta de que sí que es verdad que vas a pasar los próximos 15 meses a miles de kilómetros de casa te deja una sensación extraña en el cuerpo. La sensación de estar indefenso es grande (sobre todo con la barrera tan grande que supone en este país el idioma), e irremediablemente piensas en la razón por la que decidiste dejar de estar tan ricamente en Madrid bajo el cobijo de casa de tus padres. Pero bueno, al momento ya estás de nuevo centrado (todo lo que el jet lag te deja), abres la puerta y te dispones a descubrir esta gran urbe....

...y descubres una ciudad increíble, en la que se mezcla tecnología y tradición a partes iguales, donde un hombre de negocios trabajador y serio durante el día, tiene que ser llevado a rastras, borracho como una cuba, por varios compañeros de trabajo también bastante ebrios. Te das cuenta en muy poco tiempo que en esta ciudad todo puede tener cabida y que no va a dejar de sorprenderte nunca.

Pues en esas estoy, descubriendo esta magnífica y extraña tierra y a sus gentes. Junto con mis compañeros becarios de estos 15 meses (unos cracks todos) y con la ayuda de nuestros senpais y el resto de los expatriados que andan por la ciudad, intentaré vivir indagar al máximo en esta ciudad y contaros, a veces seriamente, de risas las que más, todo lo que encuentre interesante y digno de mención.

Antes de despedirme, aunque supongo que no hace falta decirlo, que sepáis que os echo de menos mucho a todos. Sin embargo, son en estos momentos en los que se nota la ausencia de la familia más cercana, mis padres (un beso) y mis cuatro "hermanos", Alex, Oscar, Dani y Jorge (volveremos a liarla parda ya veréis, y esta vez será en Tokio).

Sin más me despido hasta la próxima.

Miguel

No hay comentarios:

Publicar un comentario